Preguntas:
¿Te parece justa la detención, el juicio y la sentencia? ¿Por qué sí o por qué no?
Los líderes religiosos presentan cargos contra Jesús. ¿Cuál era su preocupación?
¿Cómo se sentiría al presenciar estos acontecimientos?
Meditación:
¿Se ha preguntado alguna vez cuántos personajes bíblicos pasaron tiempo en la cárcel en la Biblia?
Pablo y Silas, Jeremías, José, Juan el Bautista, los Apóstoles y Daniel, por nombrar algunos.
¿Y cuáles fueron los motivos de su detención? ¿Estaban justificados estos encarcelamientos? ¿Eran criminales a degüello? ¿O se enfrentaban a algo más... algo con poder... que se sentía amenazado por su mensaje?
Por mucho que queramos creer que nuestro sistema judicial es justo, todos hemos oído historias de cómo ha fallado. Falsos testigos. Pruebas manipuladas. Conclusiones sesgadas. Todos hemos visto las historias de alguien que ha salido de la cárcel décadas después debido a nuevas pruebas de ADN que demostraban que no había sido él. Todos hemos visto al prófugo político emerger media vida después porque el poder político contra el que hablaba ha cambiado de manos. Todos sabemos que incluso en nuestros mejores intentos de hacer justicia, puede surgir una sentencia injusta.
Jesús sufrió las consecuencias de la injusticia.
Fue condenado en un sistema injusto.
Fue juzgado por un estamento religioso que se sentía amenazado por su mensaje.
Hizo que testigos falsos declararan contra él.
Incluso cuando lo llevaron ante Poncio Pilato y pidieron que lo ejecutaran, Pilato preguntó: "¿Qué ha hecho?".
Ya sabes... cuando gritaron "¡crucifícalo!"... eso significaba que en unas horas todos iban a verlo morir delante de ellos.
No en las pantallas.
No desde las gradas del estadio.
Justo al lado de la carretera mientras hacían unos recados.
Creo en nuestra capacidad para la amabilidad y la bondad. Pero también sé que en las sombras se esconde nuestra inmensa capacidad para el asesinato sangriento.
He aquí un rápido resumen de algunos de los crímenes de Jesús:
Restablecer la justicia.
Ampliar la dignidad humana.
Desarmarse.
Un trastorno del statu quo.
Una reorganización de los recursos.
Amabilidad expansiva.
Éstas son sólo algunas de las cosas que impulsan a los humanos a destruir el Don de Dios.
"No tendrías poder sobre mí si no te fuera dado desde arriba. Por tanto, el que me ha entregado a vosotros es culpable de un pecado mayor". Juan 19:11